Les dejamos la entrevista a Ocarina Castillo Parte 1. Notiarepa se viste de gala con su presencia.
Ocarina Castillo D’Imperio, mujer y profesional excepcional, antropóloga con Maestría en Historia Contemporánea de Venezuela y doctorado en Ciencias Políticas, Profesora Titular de la UCV, fundadora de la cátedra de Antropología de los Sabores en la escuela de Sociología y del Diplomado de Alimentación y Cultura de esa misma universidad, autora de numerosas publicaciones e investigaciones, Individuo de Número de la Academia de la Historia de Venezuela
¿Cuándo y cómo tomaste conciencia de la existencia de la arepa?
Pues bueno, cuando era muy chiquitita mi mamá me servía y me daba de comer migas de arepa con mantequilla y quesito rallado, es decir debo haber empezado a comer eso a punto de cumplir… seis, siete, ocho meses, antesito de cumplir un año, y esa era una comidita muy bonita y típica de los niños en esos tiempos, consumíamos esa arepa riquísima, calientita, ese migajoncito, Bueno, uno se ensuciaba todo con la mantequilla pero una cosa exquisita y rica de hacer.
¿Quién te enseñó a hacer arepas?
Durante mucho tiempo, yo no sabía hacer arepas, porque en mi casa había mucha gente que hiciera arepas. Yo viví hasta la adultez, hasta el año 98 exactamente, en la casa donde me crié, allí estaba mi abuela, mi mamá y mi nana. La mayor de todas era mi abuela, después mi nana Elvi, que era un poquito mayor que mi mamá, más no mucho y después mi mamá. Viví con ellas hasta los ventiún años cuando me casé y me mudé, después me separé y regresé a vivir en un anexo en la casa de mi mamá, por lo que estuve en permanente contacto con esas tres mujeres maravillosas de mi vida, de mi infancia, niñez y juventud.
Y las tres eran unas hacedoras de arepas estupendas, mi abuela las hacía riquísimas, mi nana mejor aún y mi mamá también las hacía muy bien, pero mi nana era la principal hacedora de arepas. Entonces yo no necesitaba hacerlas, pasaba por donde la nana, le llevaba un paquete de harina P.A.N y le decía: “Elvi hazme unas arepitas ricas”, yo lo único que tenía que hacer era ponerlas en el horno o en el budare un ratico, si acaso era necesario. Tuve unas suegras maravillosas que también hacían unas arepas sabrosísimas, de hecho, una de ellas era andina y me hacía arepas merideñas, es decir, arepas de trigo, cosa que me encantaba. Así que yo empecé a hacer arepas ya grande, bien adulta, cuando me mudé y dejé de vivir cerca de las mujeres de mi familia y me tocó aprender a hacerlas, me dije esto debe ser fácil y me propuse hacerlas, ya con mis hijos grandes.
¿Qué es la UCV para Ocarina Castillo?
Es una casa grande, maravillosa, más pequeña que el país y más grande que mi casa familiar, una casa enorme, maravillosa… en la que he aprendido muchísimas cosas: he aprendido a aprender, a socializar, a soñar, a ser crítica, a tener divergencias y sostenerlas, pero también a aceptar que somos distintos y entender que esa frase que da nombre a un libro, “el mundo es ancho y ajeno” es algo más que el título de un libro, es una realidad. Allí aprendí a admirar a mucha gente y a hacer muchas cosas interesantes, la UCV es una mezcla de realidad y de sueño. Para mí la UCV sigue siendo un espacio de las maravillas, donde aún en estos tiempos difíciles y complicados, quizás los peores que he vivid, es posible aprender y enseñar algo a alguien, entusiasmar, abrir una puerta, una ventana, un postigo por el cual pueda entrar un rayito de luz con el trabajo que uno hace, por donde sea posible comunicar algo de la pasión que uno tiene. Entonces es como un sueño, que se hace posible en la UCV.
¿La mejor arepa de la UCV, ¿dónde se come?
Bueno, depende de los tiempos, en mi época de estudiante universitaria me encantaba comerlas en el cafetín de Medicina Experimental, yo almorzaba a menudo con mis compañeras con esas arepas de distintos rellenos. También en Medicina Tropical siempre han sido buenas las arepas.
Si te pido el relleno para una arepa llamada La ucevista ¿Qué ingredientes le pondrías?
¡Arepa ucevista, cónchale vale! Eso está complicado, bueno, sí fuésemos metafóricos una arepa ucevista debe tener mucho de conciencia, dedicación, alegría y ganas de convivir, todo eso, en una salsa que sepa al disfrute de la Ciudad Universitaria y al cuidado de ese patrimonio. Todo mezclado y coronado con el placer que da comérselas en cualquiera de sus jardines, mucho mejor, si se escoge un lugar desde donde pueda verse, aunque sea un pedacito, por ejemplo del Reloj. Si el asunto no es metafórico, sino de verdad, pienso definitivamente que las mejores arepas están acompañadas de un maravilloso queso, mejor aún si tienen además un pedacito de pernil de cochino, una arepa así siempre es estupenda.
¿Cómo llega una antropóloga dedicada a la historia política venezolana interesarse por la alimentación? ¿Tiene México lindo y querido, algo que ver con esa decisión?
Bueno la verdad es que yo me había dedicado mucho a los estudios de Historia Contemporánea de Venezuela y a la Antropología y la cultura popular, allí era evidente el tema de la alimentación, solo que no era visible ante mis ojos, hasta que en el año 2005 me fui a México, durante mi año sabático a trabajar en “Innovación educativa” con un equipo de profesores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En mi tiempo libre me empezó a llamar la atención la cantidad de actividades, cursos, talleres, conferencias, exposiciones y la enorme cantidad de literatura, libros y revistas sobre eso que se llamaba “Antropología Alimentaria”, que nunca había oído mencionar en Venezuela, es decir, en este país de eso no se hablaba y resultaba totalmente desconocida para mí esa línea de investigación.
Me enamoré de la Antropología Alimentaria, empecé a leerme todo, a estudiar, hacer cursos, talleres, a conocer gente que la trabajaba, en paralelo con mi conocimiento de México: su historia, comidas, mercados, museos e investigaciones y poco a poco me fui convenciendo. Entré en una especie de frenesí, del que también se contagió mi esposo, quien también se incorporó a esa línea de investigación. Llegó un momento en que la única cosa que yo quería hacer cuando llegara a Caracas, era fundar una Cátedra de Antropología alimentaria y dedicarme a trabajar en ella. Y eso hice apenas regresé a Caracas a fines del año 2006. Fundamos la cátedra en la Escuela de Sociología, comenzamos con una asignatura optativa, después teníamos también un taller de investigación y finalmente fundamos el Diplomado y empezaron las investigaciones, ponencias, congresos, eventos, artículos. Bueno, todo lo que ha venido durante todos estos años y así la “antropología alimentaria” se convirtió en mi línea de investigación, de estudio, en un compromiso de vida.
¿Qué es la antropología alimentaria?:
Antroposabores es un nombre que acuñé para designar el campo de la Antropología alimentaria, dándome una licencia creativa y que ha servido para identificar nuestro espacio de docencia e investigación en la UCV. La antropología alimentaria es un campo dentro de la antropología que permite aprehender la importancia del tema alimentario, desde sus distintas implicaciones, es decir, la alimentación en su dimensión biológica y ecológica, su naturaleza relacional y por ende lo relativo a la organización social y política, el ejercicio de las actividades económicas y del poder y la dimensión de lo simbólico: los imaginarios, los significados que le dan sentido a nuestra vida y lo comunicacional. Podemos decir que la antropología alimentaria permite un análisis desde distintas perspectivas, es decir, desde una perspectiva, de la que cada vez estoy más convencida, Interdisciplinaria. Este enfoque enlaza múltiples dimensiones, no solo entre las diferentes ciencias y disciplinas, sino entre los diferentes saberes populares, ancestrales, espirituales, etcétera. Es una manera de entender, investigar, conocer y comprender la antropología muy particular, pertinente e inclusiva, porque la alimentación está al principio y al final de nuestra vida en la tierra, al principio y al final de nuestra vida como sociedades, como países, como familia, como seres humanos, incluso principio y fin de nuestra propia vida biológica.
Háblanos del Diplomado Antroposabores:
¿Cómo y cuándo nace? ¿Quiénes conforman el equipo docente?
Antroposabores como concepto entonces surgió vinculado inicialmente a la asignatura optativa, después el espacio fue creciendo y constituimos no solamente la optativa, el taller, sino el diplomado, pero también un espacio de extensión, una especie de cátedra libre, en relación con la comunidad y desde donde hacemos eventos muy variados, foros, conferencias, etc. Es una tarea grande, que a veces nos arropa porque contamos con un equipo pequeño, desde los inicios de esta aventura contamos con Nashla, mi alumna y tesista, compañera de trabajo en un proyecto de la UCV, hoy en día mi colega antropóloga, que es maravillosa en su papel de Comunity Manager y de todo lo relacionado con las relaciones a través de las plataformas online. Desde el 2015 contamos con la participación de la profesora Marianne Robles, Bibliotecóloga, docente e investigadora que trabaja en el diseño y coordinación de nuestros proyectos y curadora de nuestro patrimonio documental.
Lo característico de nuestro Diplomado es su enfoque transversal, multidimensional e interdisciplinario de lo cual da cuenta en enfoque de los módulos que lo integran y el equipo de los profesores que trabajan en él. Al inicio del mismo, coordinamos la parte académica con el profesor Ernesto González Enders y después de su fallecimiento, continuamos estructurando poco a poco un valioso equipo de profesores, muchos de los cuales están incluso desde el primer diplomado que data del año 2015, otros se han incorporado en las siguientes cohortes.
¿Quiénes conforman el equipo docente?
Profesores de las diferentes áreas, de procedencia claramente interdisciplinaria: antropólogos, historiadores, médicos, nutricionistas, geógrafos e historiadores, poetas, etc…. dependiendo del módulo. Son cuatro módulos:
El primer módulo es de discusión teórica sobre el tema de la alimentación, los conceptos básicos y un poco la historia de esos conceptos.
El segundo módulo es fundamentalmente histórico centrándose en los orígenes de la alimentación, el proceso de constitución del sistema alimentario en Venezuela, sus modificaciones y perspectivas.
El tercer módulo tiene que ver con toda la discusión acerca de la dimensión ecológica, el tema de la sostenibilidad, los riesgos y los problemas que la acechan.
El cuarto módulo aborda las patologías de la alimentación, comenzando por hablar del hambre en sus distintas facetas y sus distintos lenguajes, hasta las denominadas patologías socioculturales. Trabajamos la alimentación saludable, las redefiniciones de este concepto en las últimas décadas y los aportes de las ciencias en las últimas décadas.
Estos cuatro módulos cuentan con otros apoyos cómo el tema de la Neurogastronomía, Gastrodiplomacia, la relación entre Cocina y género, Gastronomía y arte y sus distintos lenguajes y otros más….es un contenido muy rico y diverso.
¿Podría decirse que este diplomado tiene tu sazón? ¿Cuáles son esos ingredientes que lo hacen tan interesante?
La sazón fundamental del Diplomado es su enfoque interdisciplinario, así como el esfuerzo por entender cómo el pasado tiene razón y presencia en el estudio del presente y en la visión de futuro y perspectivas, es decir, la capacidad de relacionar la historia de la evolución del sistema alimentario, con lo que pasa hoy, para poder pre-diseñar, modificar, transformar, reprogramar, lo que puede ser mañana. Esa sazón propia nos permite atravesar diferentes temas, desde los riesgos de la alimentación con el cambio climático en el Antropoceno, hasta la gastronomía como espectáculo, los problemas que engendra la violencia al interior del sistema de la restauración y los protagonismos exacerbados en la gestión de los equipos y brigadas de cocina, entre otras cosas.
Si hubiera que citar una “especia”, además de la sazón, pienso que la especia que le da sabor a nuestro diplomado es la capacidad de sorprendernos frente a los retos que el tema alimentario nos plantea día a día, momento a momento. Que van desde por ejemplo las aplicaciones de la inteligencia artificial en la producción o elaboración de alimentos, hasta las sorpresas de las diferentes innovaciones tecnológicas o las versiones creativas, los adelantos de las neurociencias o las posibilidades de lo que hemos llamado, el lenguaje de la gastronomía a través de las múltiples maneras cómo se escriben, narran y se presentan los contenidos gastronómicos en la actualidad. Entonces esa es nuestra especia fundamental, la curiosidad por dejarnos sorprender y tratar de captar todo lo nuevo que pasa y está en la mesa.
¿Qué requisitos debes cumplir para poder hacer este diplomado?
Ser egresado de cualquier institución de educación superior, incluso de las instituciones que se dedican a la enseñanza culinaria. Lo que apreciamos como fundamental, es el interés desde diferentes desempeños, oficios y profesiones, por el tema alimentario, lo que queremos y deseamos es contar con cursantes muy motivados que traigan sus propias preguntas y también propongan respuestas, que aporten sus experiencias y -a partir de sus vivencias- cultiven sus propios temas cruciales y sueños en términos de lo alimentario y puedan ponerlos sobre la mesa del diplomado.
¡Esperamos que hayas disfrutado de la primera parte de esta entrevista, tanto como nosotros!
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